Hace bien poco publiqué un artículo sobre el uso del e-portfolio como bitácora docente. Ya se, tal como se comentó en uno de los comentarios que recibió el artículo, que realizar un símil entre portafolio y libreta docente quizás no es del todo exacto, pero eso fue para que la mayoría de personas profanas en el tema puedieran tener una idea. Dicho símil matizado por la cantidad de cosas que puede incluir el portafolio (que también se incorporaron en el propio artículo) puede ser bastante esclarecedor para explicar dicho concepto.
Este artículo, realizado a petición de mi hermana (que realiza el maravilloso máster de formación del profesorado), va encaminado a explicar brevemente las etapas por las que hemos de pasar para realizar un e-portfolio. Se trata de la traducción y ligera adaptación del artículo de Helen C. Barrett, redactado ya hace unos años, donde explicaba cómo implementar un e-portfolio con Google Docs.
Antes de empezar a describir las etapas para que uno pueda crear su e-portfolio conviene tener en cuenta que en mucha de la bibliografía y artículos que podéis consultar se habla sobre “artefactos”. Ello tan sólo se refiere a todo el contenido que forma nuestro e-portfolio. Es decir, a cada una de las partes que lo integran (bibliografía, enlaces interesantes, esbozos sobre el trabajo realizado, etc.) se le llama “artefacto”.
Las etapas para construir un e-portfolio serían las siguientes:
1. Propósito. Es importantísimo establecer desde un inicio la finalidad del portfolio. ¿Qué tratamos de mostrar con el mismo? ¿Existen resultados o métodos que se han de demostrar? ¿Es necesario incorporar en un sólo lugar toda nuestra progresión en un determinado tema? ¿Es de interés propio o para difusión del aprendizaje? ¿Va destinado a docentes o a alumnos?, etc.
Por tanto, dentro del propósito tendremos que idear un diseño previo del portfolio que nos permita lo siguiente:
- Una organización eficaz de todos los contenidos del mismo
- Establecer una página inicial que nos permita acceder de forma fácil e intuitiva a todo nuestro portfolio
- Establecer un diseño atractivo y de gran usabilidad
Los puntos anteriores son comunes a todo proyecto que implique el uso de TICs: organización, estructuración, diseño y usabilidad. Ello sin olvidar que, en caso de ser compartido, ha de hacer que sea fácil su uso y gestión.
2. Colección/Selección. ¿Qué artefactos vamos a incluir en nuestro portfolio? ¿Cómo los vamos a seleccionar y a clasificar?
Dentro de los modelos más básicos existen las posibilidades (recomendables su aplicación) siguientes:
- Crear un archivo digital del trabajo, teniendo siempre en cuenta el sitio de la red donde vamos a alojarlo y la organización prefijada
- Usar una tabla (o una lista) para exponer los artefactos de que va a constar el portfolio. Esa lista tiene que ser fácilmente ampliable ya que una de las características de un buen portfolio es un trabajo a largo plazo
- Categorizar los contenidos en bloques
- Crear un sistema de navegación sencillo por los contenidos, etc.
3. Reflexión. La reflexión es el objetivo principal de cualquier portfolio. Si un portfolio no nos ha de servir para reflexionar sobre un aprendizaje, el uso del mismo no tiene ningún sentido.
Por tanto, es totalmente imprescindible:
- Reflexionar en voz alta (por escrito en el portafolio) sobre cada uno de los artefactos que se incluyan
- Incluir en la página principal del portafolio una descripción general de sus objetivos y motivos por el cual se está realizando. Es decir, una declaración de intenciones
4. Conexión/Interacción/Diálogo.
Este es uno de los objetivos de cualquier portfolio. Establecer una mejora del aprendizaje mediante inputs externos. La web 2.0 nos brinda gran cantidad de herramientas de comunicación (incluso el propio e-portfolio puede ser creado con una herramienta que permita dicha interacción -blogs, wikis, Google Docs, etc.-) y ello permite un diálogo con pares para poder mejorar. El feedback sobre el trabajo realizado y sobre cómo se está llevando a cabo es el mejor sistema para realizar una mejora apreciable en el mismo.
En esta etapa se demuestra claramente que los portafolios “cerrados” de acceso limitado presentan pocas posibilidades de mejora para el propio creador del mismo. Conocimiento abierto siempre ha sido sinónimo de mejora educativa.
5. Presentación/Publicación.
Dar a conocer el portfolio mediante distribución abierta y publicación de su contenido será la etapa final de su diseño y configuración. Eso sí, entonces empezará el verdadero valor del mismo-
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